Juego de infancia: "Para el carro".

Desde pequeña apuntaba maneras. Me encantaba leer (fui la primera de mi clase en acabarme el mítico Micho en 2º de parvulitos), escribía poemas, hojeaba el diccionario para conocer palabras nuevas… Por lo que no es extraño que -aparte del “Tragabolas”, el “Quién es quién” o los tradicionales juegos de la Oca y Parchís- mi juego favorito en mi época de Primaria fuera uno que en mi familia llamábamos “Para el carro”. Aún juego de vez en cuando, pues nunca está de más retrotraerse a la infancia, recordar a los abuelos que ya no están y los buenos momentos en los que nuestra mayor preocupación era tener bien hechas las tareas o aprobar un examencillo de matemáticas (que tantos disgustos me dieron).

Pues bien, el juego en cuestión -al que solía jugar con mis primos y hermana después de comer en casa de los abuelos, o con mis amigas en esos días de lluvia que no quedaba más remedio que permanecer encerradas en casa-, consiste en la elección de una serie de categorías (nombre, apellido, animal, marca…) sobre las cuales había que elegir una palabra que empezara con una letra que saliera al azar. He hecho una muestra de “Para el carro” que podéis ver bajo estas líneas.

El primero de los jugadores en completar todas las categorías grita “¡Para el carro!” y los demás deben levantar sus manos para, seguidamente, pasar a asignar los puntos, repartidos de la siguiente manera:

10 puntos si la palabra es correcta (con consenso de todos los jugadores, usando el diccionario si es preciso. En esa época no había internet).

5 puntos si la palabra es correcta pero dos o más personas han coincidido en su elección, por lo que se valora la originalidad.

0 puntos si la palabra es incorrecta (inventada, con faltas de ortografía) o no hay nada escrito.

El jugador que más puntos obtenga, gana.

Conforme he ido creciendo, he seguido jugando, aunque aumentando el nivel de dificultad. Por ejemplo, teniendo que responder en inglés. Considero que es un juego apto para todas las edades siempre y cuando los niveles cognitivos y de desarrollo sean similares, para evitar desventajas.

En definitiva, un juego que hace pensar y nos demuestra nuestra rapidez mental y nuestro manejo del vocabulario.